Por regla general, los divorcios sólo incumben a los miembros de la pareja que se divorcia y a sus familiares. Pero en el caso del divorcio de Bill y Melinda Gates, las partes que se separan tienen visiones millonarias y fortunas que no siempre resultaron compatibles.
Durante los últimos años, la pareja ya había estado construyendo mundos estrechamente conectados pero en esencia diferentes, y alimentando sus respectivos intereses a través de canales independientes. Ella había dedicado más tiempo a apoyar cuestiones relacionadas con la mujer, mientras que él se había dedicado a proyectos de energía limpia. Dentro de la fundación, cada uno tenía sus propias áreas de interés, y sus oficinas eran muy distintas..
Durante la pandemia, ambos siguieron dirigiendo la influyente fundación que lleva su nombre, conversando por video con líderes mundiales con el fin de asegurar compromisos financieros para la distribución de vacunas, y hablando sobre la salud de la democracia estadounidense con su hija menor, que estaba terminando su último año de bachillerato a distancia.
Sin embargo, Melinda French Gates había insinuado que a veces se había sentido ignorada cuando compartía escenario con su marido. Escribió con franqueza sobre esos sentimientos en su libro, No hay vuelta atrás, que se publicó en 2019. “He estado tratando de encontrar mi voz mientras hablaba al lado de Bill y eso puede hacer que sea difícil ser escuchada”, escribió.
Por su parte, ese mismo año Bill constituyó discretamente una nueva empresa, llamada bgC3 LLC, en el estado de Washington, para proyectos predilectos que no estaban relacionados ni con Microsoft ni con la Fundación Gates. Allí incubó trabajos sobre el cambio climático y la energía limpia, junto con proyectos de educación y salud separados de la fundación, especialmente proyectos sobre el alzhéimer. (Cambió el nombre de la organización a Gates Ventures en 2018).
En 2015, Melinda French Gates creó un mundo paralelo propio, iniciando Pivotal Ventures, una empresa centrada en la igualdad de género y el progreso social. Al hacerlo, pudo explorar más a fondo intereses que habían tenido poco protagonismo en los primeros años de la fundación.
En los últimos años, French Gates comenzó a cambiar su enfoque no solo hacia los amplios problemas de la salud mundial y la educación infantil, sino más específicamente hacia la falta de igualdad de oportunidades para las mujeres. En 2019, prometió mil millones de dólares a un esfuerzo destinado a ampliar el poder y la influencia de las mujeres en Estados Unidos para 2030, una señal de que Pivotal sería un actor importante en el futuro.
Nada de esto deberá ser dejado de lado en las próximas elecciones.