En el Santiago Bernabeu se presentó el mes pasado el juego del mundo. No fue la final de la Copa Mundial, pero casi. Ahí estuvieron las estrellas más brillantes del futbol del momento: Cristiano Ronaldo, Messi, Neymar, James Rodríguez, Luis Suárez, Javier Mascherano, Marcelo y, en la banca, el Chicharito. Esos son los mejores jugadores de sus respectivos países. El mejor portugués, el mejor brasileño, el mejor argentino, el mejor colombiano, el mejor uruguayo. También estuvo Andrés Iniesta, el mejor español.
La importancia del partido pudo medirse en cifras. Si medimos el valor de los jugadores que estuvieron en la cancha, ahí brillaron los mil 745 millones de pesos mexicanos que cuesta la ficha de Cristiano Ronaldo, y los mil 636 millones de pesos que cuesta la de Neymar. James Rodríguez, un chavito que saltó a la fama con jugadas increíbles en la Copa de Mundo en Brasil, tuvo un fichaje por mil 374 millones de pesos. Del valor de la ficha de Messi no se puede hablar, porque las cifras varían mucho. Lo cierto es que si sumamos el valor de todos los jugadores que estuvieron en la cancha del Bernabeu, llegamos a la estratosférica suma de más de 14 mil millones de pesos mexicanos. Eso es el presupuesto de una Secretaría de Estado.
¿Cuánta gente vio el partido? Se calcularon 500 millones de personas en todo el mundo. Siete de cada cien seres humanos alrededor del planeta. Mil millones de ojos.
Además de la magia en la cancha, los movimientos de los dos mejores equipos del mundo, estuvo la expectación por ver si Lionel Messi alcanzaba la marca de goles de Telmo Zarra en las ligas españolas. Messi lleva 250 goles, y le faltaba uno para alcanzarlo. No lo logró. Y el Barcelona salió del estadio cabizbajo por la derrota del 3 a 1.