El triunfo del Bronco en la gubernatura de Nuevo León fue un campanazo para la nación. Su victoria aplastante ha sido celebrada por millones de regiomontanos que abarrotaron la Macroplaza de Monterrey, por la prensa internacional, por los mexicanos que no pudieron votar por ningún candidato independiente, por sus contendientes derrotados y por el presidente de la República. Hasta los partidos políticos, que en el fondo son los grandes derrotados con su victoria, se congratularon por su triunfo.
La copiosa votación que recibió el Bronco es el producto del hartazgo de los ciudadanos por la corrupción y la inercia del sistema, que sigue siendo una máquina de billetes y beneficios propios para los candidatos que llegan a los cargos públicos. Por eso el Bronco ha planteado como política inicial la limpieza del gobierno y el castigo para todos los que se aprovecharon de sus cargos para malversar fondos y saquear los recursos de la entidad.
Pero más allá de eso el candidato independiente ha planteado una política para resolver los problemas de decenas de miles de estudiantes que se han quedado sin trabajo y sin empleo, y para enfrentar la situación desesperante de las madres solteras que no tienen trabajo o que sus salarios son miserables.
Eso es un principio para un cambio en la política social del estado. Si el Bronco continúa por ese camino, su gobierno podrá distinguirse de los anteriores y, si su olfato político le impulsa hacia nuevos horizontes, puede ser el inicio de una nueva era política para el país.
Afortunadamente, el Bronco no es un aprendiz de la política: estuvo 33 años en el PRI, y cobijado por ese partido ha sido diputado local y federal, y presidente municipal de García. De ahí viene su experiencia como negociador y político.
Además, el Bronco es un funcionario valiente, que ha sobrevivido a dos atentados, y ha combatido frontalmente al narcotráfico. Ahora tendrá que garantizar la seguridad para todos los regiomontanos y los demás habitantes de Nuevo León.
Por eso su victoria se ha visto como un vislumbre de cambio para México.