Donald Trump tiró la toalla. A él no le gustan los latinos. Después de visitar el territorio devastado de Puerto Rico tras el huracán María, señaló que la ayuda de Estados Unidos no puede quedarse para siempre, y que la isla ya enfrentaba problemas antes del huracán. En específico, dijo, la infraestructura era ya obsoleta, y la deuda del estado asociado ascendía a 70 mil millones de dólares. Ahora más del 80 por ciento de los habitantes no tienen luz eléctrica, y el estado necesita más de 90 mil millones de dólares para la reconstrucción. Es un callejón sin salida.
Pero hay hombres que buscan esos callejones para abrirles la salida. Uno de ellos es Elon Musk, el inventor sudafricano de los coches eléctricos llamados Tesla Motors, que aspiran a disminuir costos para ponerlos a la mano de públicos más amplios. Musk es también un convencido de que la especie humana está en peligro, y ha desarrollado junto con la NASA un programa para establecer una amplia colonia de ciudadanos en Marte.
Ahora ha hecho un llamado a Puerto Rico. Dice que puede sacar adelante al estado con sus paneles gigantes de luz solar, producidos por la misma empresa que fabrica coches eléctricos. Este sistema ha sido ya aplicado en las islas de Samoa, con muy buenos resultados. Los paneles son capaces de almacenar la luz solar durante tres días sin que haya sol. En el sur de Australia existe también un complejo de la empresa de Musk que tiene planes de iluminar a varias ciudades de la zona.
La respuesta del gobernador Ricardo Rossello de Puerto Rico ha sido clara. «Vamos a platicar», dijo en su twitter. Es una luz que se ha encendido en la oscuridad de la isla.