El tema de las matanzas en Estados Unidos ocupa todos los rincones periodísticos de la nación, pero lejos de apagarse continúa extendiéndose de manera cotidiana. Las matanzas no avisan ni en dónde ni cuándo se llevarán a cabo. Pero las víctimas se mulplican de manera aleatoria, sin que nadie pueda detener las carnicerías.
El tema es complicado, porque el derecho de portar armas se encuentra plasmado en la Constitución de Estados Unidos. Muy pocos candidatos a la presidencia de la nación -una, en particular, la senadora Elizabeth Warren- han planteado la prohibición absoluta de portar armas en todo el territorio del el país. Todos los demás hablan simplemente de ejercer una mayor regulación en el momento de vender armas a la población.
Nadie quiere abordar tema por el temor al descrédito. Sobre todo los congresistas, que serían el canal más adecuado para impulsar iniciativas que puedan limitar el comercio de armas en todo el país. Y ante ese silencio, las propias autoridades de Walmart -la tienda que más vende rifles en todos los estados- se han pronunciado a favor de la limitación de las armas. Doug McMillon, cabeza visible de la empresa, declaró que “la situación era inaceptable”, y que la empresa dejaría de vender balas para rifles calibre .223 y 5,56, así como para todas las pistolas. Y en Alaska se dejarían de vender armas una vez que las existencias actuales se hayan agotado.
Asimismo, McMillon hizo un llamado a todos los clientes para que dejen de portar armas en el interior de las tiendas, aunque vivan en estados donde llevar una pistola al cinto esté legalizado y no sea mal visto.
Algunos aspirantes a la candidatura presidencial del Partido Demócrata -como Bernie Sanders, Beto O´Rourke y Julián Castro- aplaudieron las declaraciones de Walmart.