La matanza de los caricaturistas y periodistas de la revista Charlie Hebdo en París se ha comparado con la tragedia de las Torres Gemelas en Nueva York. Ahora le tocó a Francia. Todo indica que el verdugo es el mismo. Divrsas fuentes indican que Al Qaeda estuvo detrás de los hermanos que perpetraron la masacre de los 12 periodistas.
Al día siguiente los disparos no cesaron. Un hombre armado que exigía el fin del acoso a dichos hermanos tomó varios rehenes en una tienda de abarrotes cerca del Port de Vincennes en el oriente de París, y añadió dos muertos más a la estela fúnebre.
París vive horas de terror. El despliegue de 80 mil policías por las calles de la ciudad recuerdan los días aciagos de la guerra y la ocupación.
El presidente Francoise Hollande ha declarado que el atentado fue un ataque a la libertad de expresión, en el país que considera la cuna de dicha libertad.
En muchos países, el lema de Je suis Charlie -yo soy Charlie- ha levantado un oleaje que agita las plazas de los cinco continentes.
Solo el Estado Islámico ha reivindicado el ataque, llamando «héroes» a sus protagonistas.