Esta frase apareció en el medio tiempo del partido de futbol entre los Pumas y las Chivas. «Fuera Narcos de la UNAM» fue la consigna que unificó al Estadio Olímpico Universitario como si fuera un goya. La imagen circuló como pólvora por las redes sociales. Dos días antes, dos narcomenudistas perdieron la vida en una balacera que se ejecutó en las inmediaciones de la Facultad de Contaduría Administración de Ciudad Universitaria.

Horas antes, el rector Enrique Graue declaró que los fallecidos no eran estudiantes universitarios, y que los grupos de narcomenudistas se han dispersado a lo largo del campus. Sin embargo, descartó el uso de la fuerzas policíacas para defender la seguridad de los estudiantes.

Algunas investigaciones periodísticas han señalado que uno de los fallecidos respondía al nombre de Francisco Axel Gallo Vázquez, de 29 años, al que le decían «El Barbas». Era un sujeto que capitaneaba el proceso de apoderarse de la Ciudad Universitaria para vender droga. El otro era más joven, 20 años apenas, y se llamaba Eugenio Albarenga Baeza. Era aficionado a la patineta, y en su Facebook seguía la información de «El blog del narco».

¿Quién les dio muerte? No se sabe. Pero lo más porbable es que hayan sido miembros de la banda contraria. Uno de los clásicos ajustes entre narcotraficantes.

Lo preocupante del caso es que haya sido en la Ciudad Universitaria, un territorio que representa el pensamiento, las ideas, la investigación, el avance de la ciencia, la difusión de los valores y la excelencia de la academia.

Defender a la UNAM y a la Ciudad Universitaria es defender lo mejor de nuestro país.