Lo constante es la guerra. Entre los refugiados de la guerra de Ucrania, muchos han sido llevados a Alemania. Pero los desplazamientos no son nada fáciles.

Entre los ancianos refugiados las reminiscencias son aterradoras. Sus primeros recuerdos son las huidas por los bombardeos o el escuchar los susurros sobre las masacres de otros judíos, incluyendo a sus familiares. Gracias a la protección de la Unión Soviética, sobrevivieron.

Ahora, ancianos y frágiles, los sobrevivientes ucranianos del Holocausto escapan una vez más de la guerra, en un viaje extraordinario que ha puesto al revés el mundo que conocían: ahora buscan seguridad en Alemania.

Estos ancianos que rondan los 90 años de edad están saliendo de una zona de guerra en ambulancia; es una labor peligrosa, impregnada por una ironía histórica que a nadie le da risa: los sobrevivientes del Holocausto no solo son trasladados a Alemania, sino que el ataque ahora viene de Rusia, un país que ellos consideraban como su liberador de los nazis.

Hasta ahora, han sido evacuados 78 de casi 10.000 de los más frágiles sobrevivientes ucranianos del Holocausto. Son necesarias hasta 50 personas, en tres continentes y cinco países, para coordinar una sola evacuación.

Por muchas razones, Alemania es una nación lógica para llevar ahí a los desplazados. Es fácilmente accesible en ambulancia a través de Polonia. Tiene un sistema médico bien financiado y una gran población de rusoparlantes, incluidos los emigrantes judíos de la antigua Unión Soviética.

Sin embargo, por los recuerdos horrendos de la memoria histórica, las matanzas perpetradas por los nazis, las persecuciones y los campos de concentración, muchos refugiados judíos no han aceptado el ofrecimiento de asilo en Alemania.

Es lógico. No hay nada tan persistente como la memoria.