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Ayudar es delito

El joven que aparece en la fotografía, a mitad de la desolación del desierto, se ha dedicado a ayudar a los migrantes que cruzan la frontera de México rumbo a Estados Unidos. Tiene un pequeño refugio a poco más de 60 kilómetros al norte del muro que pretende construir la Casa Blanca, donde los migrantes pueden descansar, beber agua, tomar algunos alimentos y recobrar fuerzas para continuar su viaje.

El joven se llama Scott Warren, tiene 37 años y ha pasado los últimos cinco combinando su impartición de cursos de geografía en la Universidad de Arizona con el apoyo a los migrantes que llegan a su refugio. Parece una tarea fácil, pero no lo es. A principios de 2018, los agentes de la patrulla fronteriza lo detuvieron junto a unos migrantes que buscaban albergue en su refugio, y a partir de esa fecha ha estado sometido a juicios por faltas prefabricadas, y ha tenido que contratar abogados y desenredar acusaciones por sus actividades de ayuda. En la actualidad, después de sortear las vicisitudes de dos juicios, enfrenta un tercero que lo podría poner en prisión una década. ¿El delito? Albergar a gente indocumentada.

Scott Warren dice, en su defensa, que solo está tratando de salvar vidas. Pero esa defensa, a juicio de los fiscales, no basta para evitar la prisión.

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