Cachemira es una región entre la India, Pakistán y China que se ha convertido en un polvorín desde que la colonización inglesa se retiró de la zona dejando una estela de miseria, abandono, insalubridad y hambre. Para simular que se trata de una región privilegiada por la cordillera del Himalaya, a la vuelta de los años se convirtió en una zona artificial cuajada de atractivos turísticos, telas finas para vestidos, artesanía bien cotizada en el exterior, paisajes con lagos oníricos y montañas nevadas.
El territorio de Cachemira tiene una extensión un poco menor que el del estado de Chihuahua, y alberga a 12 millones de habitantes. No es una región que valga la penar ambicionar, como lo hicieron los imperios en los siglos pasados, por sus riquezas y recursos naturales. Pero es un territorio jaloneado por India y Pakistán, dos naciones y dos religiones distintas. En las últimas décadas fue un paso obligado del terrorismo de Al-Qaeda, y una zona proverbialmente en disputa por los conflictos religiosos. Cachemira ha generado tres guerras entre India y Pakistán: en 1947, 1965 y 1999. India y China, por su parte, se enfrentaron en 1962.
En Cachemira mas del 90% de la población es musulmana. Ese ingrediente ha estado presente en todos los enfrentamientos religiosos de la región, y ha sido el combustible que ha puesto en marcha desde hace décadas el odio que existe entre los gobiernos de Pakistán y los de India. El pasado 14 de febrero en la región no fue día del amor ni la amistad. Un atacante suicida lazó un automóvil lleno de bombas contra un convoy de la policía hindú de Cachemira, dejando por lo menos 44 muertos tras las llamas. El gobierno hindú pidió al de Pakistán retirar su apoyo a los grupos terroristas -el ejército de Jaish-e-Mohammad se atribuyó el ataque-, y el de Pakistán negó todos los cargos en su contra.
A raíz del ataque, la región se convirtió nuevamente en una zona de guerra. Esta semana se abrió un fuego cruzado entre las fuerzas de India y Pakistán, y una andanada de bombardeos han violado todas las treguas. El ejército de India sostiene que la artillería paquistaní atacó la valla fronteriza e hirió a varios soldados; las autoridades de Pakistán dijeron que los cañones del ejército de India atacaron varios distritos en su zona, dejando 5 civiles muertos y 11 heridos.
Los focos rojos se han encendido. La solución, viendo el mapa de la región de Cachemira, parece muy simple: consiste en dividir el territorio en las rebanadas que corresponden a Pakistán, a China y a la India. Lo malo es que a los gobernantes de las naciones no les gustan las simplezas. Y lo peor es que los países enfrentados tienen armas nucleares.
Lo que urge es que, más allá de las religiones, la razón imponga sus condiciones.