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Cadáveres ilustres

En la víspera de las elecciones legislativas de Argentina, un cadáver está empañando el proceso. Se trata del cuerpo de Santiago Maldonado, un joven activista que salió de su casa para apoyar una manifestación en defensa de los derechos de los indios mapuches en la Patagonia, y que fue reprimida por la gendarmería.

Durante días, Maldonado estuvo desaparecido. Después su cadáver apareció junnto al río Chubut, cerca del lugar de su desaparición. El cuerpo no presentaba huellas de golpes, y la versión oficial dice que murió ahogado. La familia culpa a la gendarmería de su muerte. Y su aparición súbita, en medio de un proceso electoral que se avisoraba como un refrendo de la gestión del actual presidente Mauricio Macri, puede cambiar los dados en juego por la falta de credibilidad del gobierno.

En Argentina el destino de algunos cadáveres ha jugado políticamente a favor o en contra de ciertas causas. El asesinato de Alberto Nisman, el fiscal que presentó una denuncia contra la entonces presidenta Cristina Kirchner en 2015, sigue sin resolverse. El accidente de un helicóptero en 1998 donde murió el hijo del presidente Carlos Menem pasó por varias etapas, se llevó la vida de 10 testigos que presenciaron el desplome del artefacto, y muchos años después se inculpó al grupo Hezbollah por derribar el helicóptero para suspender las investigaciones sobre el atentado a la sede israelí en 1994. Y el secuestro de las manos de Juan Domingo Perón en el cementerio de Chacarita sigue estando en el limbo de la justicia. El vigilante del cementerio y una mujer que le llevaba flores con devoción cada semana, fueron asesinados.

Pero tal vez el cadáver más buscado, protegido y utilizado de múltiples formas haya sido el de Evita Perón, que fue duplicado para confundir a los que querían secuestrarlo, y que dio orignen a la novela «Santa Evita», del inmortal Tomás Eloy Martínez.

Si: en Argentina los cadáveres y desaparecidos pueden cambiar el rumbo de la políitica. En México, las decenas de miles de desaparecidos se han convertido en rutina.

 

 

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