Se llama Lara Serviolle, y es la campeona mundial de batallas medievales. Defendió su título en un combate muy reñido en Finlandia, donde refrendó sus cualidades para ser considerada la mejor caballera del mundo. Si, caballera. Porque aquí, en este deporte, no hay damas. Las mujeres pelean entre ellas, pero también lo hacen con hombres en grupos organizados.
Los combates que organiza la Federación Internacional de Combates Medievales son reales. Como los que existían en Europa durante la edad media. Con mayor coreografía, seguramente. Muchos se desarrollan en el interior de los castillos europeos. Hay banderas en las torres, caballos que transportan a los caballeros, pendones y emblemas de colores. Los soldados en lucha van armados con espadas, lanzas y hachas, con escudos de acero y madera, y armaduras muy pesadas. Una buena armadura, compuesta de casco, peto, hombreras y protección para muslos, rodillas y espinillas, pesa entre 20 y 35 kilos. Resultan caras para llevar en los aviones, pero ni modo.
Los combates tienen reglas muy precisas. Hay zonas del cuerpo que no se pueden golpear, ya que están fuera de protección de la armadura: la garganta, el cuello, las ingles, la parte posterior de la rodilla, el tobillo y los pies. Está prohibido empujar a los rivales. Todo lo demás está permitido: se puede golpear con el hacha o la espada a la cabeza del rival, en el pecho, los brazos, las piernas. Se valen las patadas al cuerpo y los puñetazos a la cabeza. Con tal cantidad de acero de por medio, el impacto es más sicológico que físico.
Las batallas más vistosas son las de los grupos. Verdaderas guerras medievales. Se dividen en equipos de 32 contendientes, en rounds que duran 8 minutos. El equipo que gana 2 de 3 rounds es el vencedor. En estas batallas hay de todo: gente que cae al suelo, duelos de dos o tres contra uno, escudos que vuelan por los aires, saña contra los caídos.
Por supuesto el deporte tiene riesgos. Hay fuertes raspones para muchos, fracturas para algunos, caballeros que perdieron su dentadura en el combate. Pero lo mismo sucede en otros deportes. Los defensores de los combates medievales dicen que el box, el karate y el futbol americano son mucho más riesgosos.
Muchos por eso se dedican al golf.