Hay una corriente entre algunos cineastas de renombre que está haciendo cine con las pequeñas cámaras de los teléfonos celulares. Steven Soderbergh, que hace algunos años lanzó a las pantallas una cinta experimental llamada «Sexo, mentiras y videos», acaba de producir una película filmada de manera íntegra con un celular, como si fuera el cine experimental de un adolescente. Se titula «Insania», y dice el director que grabarla fue lo más parecido a la sensación de hacer cine cuando era un joven que hacía sus primeras incursiones en el cine.
Pero no se trata de la cinta de un amateur. Es un drama íntimo, protagonizado por Claire Foy, que brilló como la Reina Isabel de Inglaterra en la serie The Crown, el gran éxito de Netflix.
Y Sodeberg no se encuentra solo en esta aventura. Sean Baker hizo algo parecido con la película Tangerine en 2015, y Timur Berkmambetov -un cineasta de Kazajastán muy conocido en las pasarelas de Hollywood- también incursionó en este género cinematográfico de cámaras minimalistas. Su innovación fue filmar una película entera en el interior de la pantalla de una computadora. Se llama Perfil, y retrata la vida de un musulmán converso que finge ser otra persona a través de Facebook.
Sin embargo, otro innovador en el tema, el director Bruno Smadja, dice que hay algo del cine tradicional que no puede perderse, y ese algo es el arte. Gracias a la tecnología, el cine puede alcanzar imágenes de una belleza inalcanzable para las pequeñas cámaras de los Iphones.
Lo cierto es que este tipo de películas reducen notablemente los costos. Por eso, mientras algunos cineastas dicen con vergüenza que al hacer películas con sus celulares están poniendo en peligro a los celuloides que los vieron nacer, otros señalan que ese tipo de cine representa un reto desnudo para todos los que quieran hacer cine. Ya nadie puede decir que no lo hace porque es una labor demasiado cara.