En el tema de legalización de las drogas, no todo se reduce a la mariguana. En Estados Unidos se ha destapado una polémica paralela, que se refiere a la facilidad de conseguir drogas y medicamentos por Internet. Ya no se trata de comprar drogas a los dealers y narcos. Se ha descubierto que hay 5 millones de estadounidenses que compran drogas en el mercado internacional mediante los clicks de las páginas web, lo cual está penado por la ley. Hay medicamentos fantasmas que se venden sin protección y, peor aún, medicinas legales que resultan mortales. En 2008 murieron decenas de pacientes que compraron heparin, un anticoagulante cuyos ingredientes provenían de China sin ningún control, y otros que fallecieron por inyectarse esteroides contra la meningitis. En México, inhalar thiner tiene efectos explosivos en el cerebro, pero la venta de disolventes es legal y sin restricciones.
Salud a control remoto
Las consultas médicas por Internet se han popularizado. A diario sabemos que un diagnóstico exacto, realizado a distancia, puede salvar muchas vidas. Fue famoso el caso de un bebé de Oregon que fue diagnosticado a tiempo por una pediatra que vio en la pantalla de Skype los síntomas de una bacteria que produce meningitis, y que le suministró a tiempo el antibiótico adecuado. En China, siguiendo ese ejemplo, el Hospital de la Universidad de Zhengzhou ha conectado salas de consulta, quirófanos y salones de clase para crear una red médica que se extiende por 118 clínicas de 18 ciudades, y que puede llegar a las regiones apartadas donde el Internet es muy lento. El país más poblado del mundo tiene un promedio de 14 doctores por cada 10,000 habitantes, y piensa optimizar sus recursos con ese sistema. Lo mismo podría hacerse en Tanzania, que apenas cuenta con un médico por cada millón de habitantes.
Los celulares presidenciales
El Nokia de Angela Merkel, la canciller de Alemania, se volvió el más popular del planeta en octubre del año pasado, cuando salió la noticia de que la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos monitoreaba sus llamadas. La mandataria se indignó frente a la noticia, y exigió que nadie se meta con su SmartPhone. El presidente Obama respondió a sus reclamos fuera de base, y el uso de su BlackBerry se convirtió en un nuevo tema de controversia para los medios. Obama no ha querido deshacerse de su aparato desde que llegó a la Casa Blanca, y recientemente declaró que no puede usar un iPhone por motivos de seguridad. Pero el mandatario más asediado por las marcas de celulares es Vladimir Putin, presidente de Rusia, porque simplemente se niega al uso de todos los celulares. Tal vez por eso, después del conflicto en Crimea, está más aislado que nunca.