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Computadoras a la espera

El mundo está a la espera de un nuevo ataque cibernético. El viernes pasado el ataque fue feroz, afectando a los hospitales del sistema de salud del Reino Unido, el Ministerio del Interior de Rusia, las universidades y escuelas de China, las empresas automotrices instaladas en Francia, el servicio de telefonía de España, la firma de paquetería FedEx de Estados Unidos y cientos de miles de computadoras en más de un centenar de países. Aparte de sembrar el caos por la pérdida de información almacenada en Internet, los delincuentes cibernéticos llenaron de terror todos los rincones del planeta.

Para contribuir al desasosiego de millones de personas, los conocedores del tema afirman que puede venir un nuevo ataque. El posible que sea esta misma semana. Por eso aconsejan proteger de inmediato todas las computadoras, especialmente las que aún cuentan con el sistema caduco de Windows XP. Son las más vulnerables. Microsoft anunció que repartirá sistemas de protección gratuitos para evitar los ataques, pero los delincuentes pueden ser más rápidos.

¿Quiénes son los atacantes? No se sabe. Hasta ahora lo único cierto es que se trata de un grupo que obtuvo información de la Agencia de  Seguridad Nacional de Estados Unidos, y que está listo para seguir operando. Su método consiste en infectar las computadoras con un virus llamado WannaCry (QuiereLlorar), que encripta la información para que no pueda ser vista por los usuarios. Se trata, en pocas palabras, de un secuestro cibernético. El fin último del ataque es la obtención de dinero. Los delincuentes piden un rescate por la información -generalmente 300 dólares de Estados Unidos- en una moneda paralela a las monedas tradicionales llamada Bitcoin, y para aumentar el temor dicen que el monto se duplicará en cuestión de 48 horas si no se paga el rescate.

Parece un juego de niños. Hasta ahora, los rescates ascienden a 34,000 dólares en Bitcoins. Pero la posibilidad de perder información puede resultar en una tragedia de dimensiones incalculables. Ya se vio cuando se paralizaron varios hospitales en Inglaterra. Ahora cualquier cosa puede suceder.

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