En Seattle acaba de surgir la primera empresa comunista de Estados Unidos. Se llama Gravity Payents, y se dedida a agilizar las transacciones con las tarjetas de crédito. Su propietario, Dan Price, leyó los textos de Daniel Kahneman, premio Nobel especializado en psicología, quien dice que la felicidad parte de un salario justo que alcance para todas las necesidades elementales, y se lanzó a una aventura única en el mundo de los negocios no solo de Estados Unidos, sino del mundo entero. Esta semana convocó a su equipo de 120 pesonas para anunciarles que en los próximos tres años tiene planeado elevar los salarios de todos los empleados, independientemente de sus cargos o rangos laborales, hasta los 70 mil dólares anuales. ¿Y cómo hará eso? Pues de una manera muy simple: recortando su propio salario y el de los ejecutivos que más ganan, para emparejarlos con los 70 mil dólares anuales. Su sueldo es de un millón al año, de manera que es una baja muy considerable.
En términos generales, el salario de 70 empleados de la empresa crecerá notablemente, y el de los 30 empleados que más bajo ganan prácticamente se duplicará.
El caso ha levantado olas de consternación en el país más desarrollado del mundo, donde las disparidades son galopantes: los ejecutivos ganan 300 veces más que los trabajadores promedio, y eso lo justifican con toneladas de textos analíticos y estudios económicos. Pero si el experiemento de Price llega a buen puerto, y lejos de colapsarse la empresa empieza a crecer, el empresario habrá sentado un precedente excepcional que habría considerar en el futuro.