En Irán, donde la pena de muerte ha sido una constante histórica para millones de ciudadanos que protestan en contra de las medidas del gobierno, las redes sociales tuvieron recientemente un papel fundamental para detener las ejecuciones. El gobierno iraní detuvo la ejecución de tres jóvenes que participaron en las protestas que se realizaron a finales del año pasado, y aceptó la reposición del juicio por parte de la suprema corte de justicia de Irán después de que una protesta utilizada por miles de usuarios que pulsaron más de 7 millones de veces el hashtag que decía «#detengan_las_ejecuciones».
Los candidatos a la pena de muerte se llaman Amirhossein Moradi, Mohammad Rajabi y Saeed Tamjidi, y los colaboradores de las Naciones Unidas sostuvieron que sus confesiones fueron obtenidas mediante tortura y con juicios injustos. Otro conjunto de jóvenes, calculado por Amnistía Internacional en más de 300 manifestantes, fueron ejecutados por la simple voluntad de los policías que los detuvieron.
¿Y por qué protestaban? Esos jóvenes salieron a las calles, como muchos otros ciudadanos, para reclamar contra la decisión gubernamental de elevar el precio del petróleo. Ese detalle les iba a costar la vida.