Ser un criminal de guerra significa haber perpetrado violaciones graves al derecho internacional humanitario, es decir, una ruptura de los convenios, normas y usos aplicables a los conflictos armados internacionales o internos, que implican una responsabilidad penal internacional.

Un criminal de guerra es, a juicio de muchos estadistas y analistas, el actual presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Putin ha provocado, con sus ataques ininterrumpidos a Ucrania, la destrucción de los edificios de las ciudades más importantes, la migración de 660 mil refugiados, la muerte de cerca de 6 mil soldados ucranianos y cientos de civiles, dentro de los cuales se encuentran mujeres y niños.

Estados Unidos y sus aliados en Europa han impuesto una serie de sanciones económicas que están estrangulando la economía rusa, y se estima que su aniquilación financiera tendrá lugar en unas semanas más.

La última preocupación del mundo es sobre el estado mental que guarda la cabeza de Vladimir Putin.

Si Putin pierde el equilibrio mental, el mundo entero pagará las consecuencias.