Las tormentas de nieve que azotaron Estados Unidos en días pasados tuvieron graves consecuencias en todo el país. Provocaron apagones en Texas, Oklahoma y muchos otros estados. Un tercio de la producción de petróleo del país se detuvo por completo. Los sistemas de agua potable de varios estados quedaron fuera de servicio. Las redes de carreteras de varios estados se paralizaron, y los esfuerzos de vacunación en 20 estados se interrumpieron.
La lección que deja la crisis debe partir de un conocimiento mayor del cambio climático. El cambio climático trae tormentas, inundaciones, olas de calor, incendios forestales y eventos extremos más frecuentes e intensos, lo cual ejerce una presión creciente sobre los cimientos de la economía del país: su red de carreteras y ferrocarriles, los sistemas de agua potable, las plantas de energía, la electricidad. los vertederos industriales e incluso las viviendas. Las fallas en un solo sector pueden desencadenar un efecto dominó de descomposturas en formas difíciles de predecir.
Los apagones en Texas pusieron al descubierto la dependencia energética de México. Cuando la nieve azotó a Texas y Nuevo México, y los gobiernos de esas entidades suspendieron la energía eléctrica, millones de mexicanos se quedaron sin luz.
Esta situación podrá repetirse en el futuro.