El gobierno de Donald Trump está en sus últimos días, pero antes de partir designó a Cuba como un Estado patrocinador del terrorismo. Fue uno de los muchos intentos de poner obstáculos al próximo gobierno de Joe Biden para poder recomponer los destrozos que hizo la administración de Donald Trump en el mundo.

Como es sabido, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos pusieron al planeta al borde de la tercera guerra mundial en la década de los años sesentas, y la isla siempre ha estado en la mira como una fuente de terrorismo en el orbe. Debido a eso, Cuba ha vivido décadas de bloqueo económico, escasez de alimentos y medicinas, restricciones en el turismo, las visas, las remesas, las inversiones y el comercio, lo que ha empeorado una economía pobre que nunca ha podido expandirse. La pandemia ha agravado los problemas, por haber paralizado casi por completo el turismo, una de las principales fuentes de divisas extranjeras.

Ahora, con el arribo de los demócratas a la Casa Blanca, los cubanos abrigan la esperanza de que se reestablezcan -como en la era de Obama- relaciones de amistad y respeto.