Esta mañana, los presidentes de Estados Unidos y México, así como el primer ministro de Canadá, se comprometieron a reducir las emisiones de metano y carbono en sus respectivos países, promover metas más ambiciosas en materia de cambio climático, y acelerar el despliegue de energías renovables a nivel regional.
Durante la Cumbre de Líderes de América del Norte, los representantes de los tres países -Joe Biden, presidente de Estados Unidos, Andrés Manuel López Obrador, presidente de la México y el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau-, elaboraron el Compromiso de América del Norte sobre Metano y Carbono Negro, que incluye estrategias para controlar y reducir las emisiones de ambos contaminantes, particularmente en lo relacionado con vehículos diésel y motores, electrodomésticos de quema de leña y embarcaciones.
Además, los Mandatarios acordaron acelerar el despliegue de energías renovables en toda América del Norte, promover políticas ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del transporte y acelerar la transición hacia vehículos de cero emisiones, así como el uso de combustibles más limpios en los sectores ferroviarios, de aviación y de transporte marítimo.
Un tema difícil será alcanzar una tasa de deforestación cero y conservar el 30 por ciento de tierras y agua de América del Norte en 2030. En este renglón, la guerra contra los talamontes se va a profundizar.
Un tema en el que México alcanzó un logo indiscutible es la propuesta de mercados laborales con contratos, sobre todo en agricultura, lo cual va a mitigar la presión sobre la migración indocumentada.
Finalmente, el tema más abrupto de todos-como siempre sucede- es el reconocimiento por parte de Estados Unidos y de Canadá de que México tiene un gran problema de violencia, pero que este problema está ocasionado en gran medida por la venta de armas legales en Estados Unidos, y el tráfico ilegal de armas hacia México. Todos los que aspiran a acabar con la violencia del crimen organizado en México, tendrán que revisar su propia tolerancia a la posesión y el tráfico de armas en el interior de sus fronteras.