En México, los preparativos para el Día de Muertos incluyen ofrendas, flores de cempasúchil, calaveras, rimas de burla a los vivos, panes tradicionales, peregrinaciones, múltiples rituales, aglomeraciones en los panteones, dulces exquisitos y cenas para los muertos. La movilización es nacional. Y no solo regresan los muertos. También los migrantes. En Oaxaca, por ejemplo, se espera el regreso eventual de miles de trabajadores que están en Estados Unidos y vuelven para reunirse con sus antepasados.

La película del Día de Muertos promovida por Guillermo Del Toro, llamada El libro de la vida, es todo un éxito de taquilla.

Las autoridades de gobernación, la cancillería y turismo se aprestan para brindar todo tipo de apoyo a los migrantes. El Instituto Nacional Electoral, por su parte, está listo para repartir miles de credenciales de elector durante la semana de la visita.

En Estados Unidos el Halloween es una oportunidad única para  las ventas. Pero en ese terreno han habido algunos descalabros. Wallmart, la gigantesca cadena de supermercados, tuvo la ocurrencia de lanzar al mercado una línea de disfraces de Halloween «para las gordas», según anunciaron con fotos de jóvenes obesas disfrazadas de brujas, y la respuesta fue muy contraproducente. Millones de niñas protestaron al sentirse aludidas, y Wallmart tuvo que retirar su campaña a los pocos minutos de haber salido a la luz. Digamos que fue una muerte prematura entre el festejo de tanto muerto.