En muchos países del mundo, ser mujer es muy difícil. En Pakistán por ejemplo, donde la escuela es un territorio vedado para las mujeres, y donde aquellas que protestan por la negación de ese derecho -como lo hizo Malala Yousafzai, quien llegó a ser Premio Nobel de la Paz a sus tempranos 17 años de edad- pueden ser balaceadas si se suben a un camión escolar. O en la India, donde las mujeres son parte del patrimonio familiar y el padre puede dar a sus hijas en matrimonio a cambio de pedazos de tierra y otras prebendas. O en Oaxaca, donde algunas mujeres tienen que elaborar sobreros de palma por unos cuantos pesos para darles tortillas a sus hijos. En esas condiciones, es difícil determinar en qué país las mujeres viven peor.

Pero la revista Time decidió jugar esa apuesta. En su último número, publicó un artículo en el que se afirma categóricamente que el peor lugar para las mujeres es Afganistán.

Y sus argumentos resultan convincentes. Tomó el caso de una mujer entre muchas. Se llama Khadija (la revista omitió su apellido por seguridad) y al convencerse de que su vida sería un suplicio permanente a manos de su marido -con golpizas a diario- se llenó el cuerpo de gasolina y se acercó un cerillo. Ardió en el acto, pero la ambulancia llegó con rapidez y le devolvió a una vida que ya no quería.

Después del escándalo, las autoridades detuvieron y encarcelaron al esposo de Khadija. Una consecuencia poco común para los maridos que escarmientan a sus mujeres a fuetazos. Pero la mujer recién rescatada entró en otra pesadilla de la vida: los familiares de su marido retuvieron a su hijo, y la amenazaron con no volver a verlo si no se acusaba de haber mentido y retiraba los cargos a su esposo.

Afganistán es una nación de porcentajes brutales contra las mujeres. El 80% de ellas son forzadas al matrimonio a la edad de 16 años. El 90% de las casadas sufre abuso sexual en los hogares. Y Afganistán es el único país donde el 80% de los suicidios son cometidos por mujeres.