Aunque muchos medios informativos culpan del surgimiento y la propagación del coronavirus a los países asiáticos -particularmente a China-, la experiencia reciente demuestra que en Asia las naciones tienen una tradición política y social que fortalece el trabajo comunitario en equipo, y que por ello tienden a facilitar las labores colectivas que son esenciales en tiempos de pandemias, desastres naturales y catástrofes colectivas.
En las naciones occidentales prevalece la ideología individualista, el poner por delante los intereses individuales sobre los colectivos, y esta visión entorpece la lucha contra la pandemia en diferentes frentes. En todos los países se han presentado casos en los que decenas de funcionarios públicos, militares y clérigos se han aprovechado de sus cargos para evadir el orden de la vacunación, despojando de su prioridad a los ancianos, personas vulnerables y miembros del servicio médico que atienden directamente a los afectados por la pandemia.
En los países asiáticos, en cambio, la tradición de labores colectivas ha facilitado el orden, el rigor y la disciplina que se requieren para actuar como naciones frente a la pandemia, más allá de las visiones individuales.