En Tailandia el coronavirus no hace estragos. Y no porque sea un país despoblado. Tiene 70 millones de habitantes en un territorio un poco mayor al medio millón de kilómetros cuadrados. Su densidad de población es de 132 personas por kilómetro cuadrado. Es la vigésima nación más poblada del mundo. Sin embargo, su población no ha sido azotada por el coronavirus como otras naciones densamente pobladas. Ha registrado poco más de 3,200 casos de infección y solo 58 muertes.
¿A qué se debe el éxito para controlar la pandemia? Tal vez no se debe a una política deliberada para contener el virus, sino a un conjunto de factores inherentes a la cultura tailandesa. Por ejemplo, las características del saludo. En Tailandia las personas se saludan con una sencilla reverencia, jamás con un abrazo o con un beso. La distancia social es parte de la cultura. Nada se impone.
En segundo lugar, Tailandia se distinguió por socializar el uso temprano de los cubrebocas, y la obediencia social es una constante para protegerse de las enfermedades del exterior. Los tailandeses están acostumbrados a la atención médica inmediata.
En tercer lugar, la población está acostumbrada a las actividades al aire libre, y aunque los centros comerciales y las discotecas rebosan de clientes que resisten los encierros, las actividades recreativas se realizan en lugares abiertos, y los contagios disminuyen por la falta de clientela en los espacios cerrados.
El resto es atención médica, aislamiento de los contagiados y multiplicación de las medidas preventivas con los visitantes del exterior.