Algunos bancos europeos creyeron que en la elecciones en Grecia ganaría el SI. Muchos en el Fondo Monetario Internacional tenían esa esperanza. Por eso la copiosa votación que dijo NO por más del 60% a los bancos europeos fue un revés incomprensible para los círculos financieros del viejo continente.
La lógica de Aristóteles lo advertía de la siguiente manera: Primera Premisa: Grecia votó a favor de la izquierda representada por el partido Syriza y su líder, Alexis Tsipras, en enero de este año. Segunda Premisa: la población votó por la izquierda porque está harta de la política de austeridad de la derecha local y los bancos europeos. Conclusión: las elecciones que acaban de pasar inclinarían la balanza hacia el NO.
Pero el FMI no lee a Aristóteles. O si lo lee, lo hece a su modo: es decir, subordinando la lógica a sus intereses. Si el FMI hace un préstamo, éste debe pagarse. Y si se estableció bajo ciertas condiciones, esas condiciones deben cumplirse. Y si no se cumplen, habrá sanciones. Por lo pronto, no más préstamos.
La población, por su parte, sabe que la deuda no se puede pagar, y no quiere sufrir más apretones del cinturón. Lo que ha ocasionado un choque de lógicas distintas, y una crisis que va a pegar a todos de diferente manera.
Ahora el Primer Ministro Griego quiere una nueva negociación, y cree que va a llegar fortalecido a la mesa de negociaciones por el poder de la votación. Los banqueros, por su parte, no están dispuesto a ceder por el voto de la población griega. Y los que quieren negociar han perdido el margen para hacerlo.
Ahora la posibilidad de que Grecia salga de la zona del euro está más cerca que nunca. Pero eso no es una solución para los griegos, porque los problemas de insolvencia, desempleo y pobreza no se resolverán de esa forma. Y también es un golpe para los europeos, que veían la zona del euro como una plataforma de fortaleza para todas las naciones integrantes. A corto, mediano y largo plazo, todos pierden,
La lógica de Aristóteles dará paso a la tragedia de Sófocles.