En Anaheim, un condado de California, hay una tendencia novedosa para desarrollar las capacidades de los niños. El método es ponerlos a leer frente a los perros.

¿Leerle a un perro?

Sí, porque con eso los niños se desprenden de la pena que les da leer ante los adultos, refuerzan su autoestima, leen un libro y se acostumbran a leer como actividad primordial en la vida. Todos sabemos que los libros no solo son fuentes de información y conocimiento, sino también puertas que nos llevan a otros mundos.

Resulta que los perros son los mejores amigos de los libros. Los perros saben que los niños se dirigen a ellos, y eso les gusta. Los perros son los mejores escuchas. Ponen más atención que cualquiera, escuchan libros enteros de manera tranquila y, sobre todo, no critican. No son como los adultos. Frente a un perro, el niño más tímido se siente comprendido. Además, los perros aceptan cualquier autor, cualquier tema, cualquier tono de voz. Son un auditorio espléndido.