Siempre que se condenan los comicios por la sospecha de fraude electoral, la acusación debe tener un asidero en la realidad. En las elecciones que llevaron a la presidencia a Joe Biden, un suceso aislado en el estado de Pennsylvania sirvió como combustible para construir un embuste que circuló por las redes sociales durante los últimos meses y que se amplificó para tratar de empañar los resultados de la elección.
El suceso fue mencionado por el propio presidente Trump en la cadena de radio de Fox News el 24 de septiembre pasado. En el condado de Luzerne, en Pennsylvania, se encontraron seis boletas electorales en un bote de basura. Las boletas estaban marcadas a favor de Trump, Eso dio origen a una campaña a nivel nacional donde se dedujo que el fraude electoral estaba en marcha. Y cuando las autoridades electorales del estado salieron a decir que fue un error cometido por un trabajador eventual contratado para contar los votos, la bomba ya había estallado en los medios.
Posteriormente, y hasta el día de hoy, el derrotado candidato Donald Trump sigue hablando de fraude en una elección en la que se contaron más de 140 millones de boletas.
Así es la política.
Y para eso sirven los medios.