En esta época de pandemia, las organizaciones del narcotráfico utilizan todo tipo de recursos para tener más ganancias. Al más puro estilo neoliberal, han recortado nóminas y despedido gente, para ahorrar el pago de salarios. También han aprovechado viejos trucos para el tráfico de droga -como los túneles subterráneos (uno aparece en la fotografía) y las rutas marítimas-, y se han modernizado para seguir siendo competitivos, a su estilo. Por eso utilizan drones y reclutan a jóvenes emprendedores estadounidenses, con el fin de aprovechar las nuevas tecnologías y renovar sus plantillas de trabajadores.
Y no sólo es un problema de México. En América Latina, los confinamientos afectaron radicalmente a los traficantes de drogas, y en algunos lugares hicieron que las operaciones se detuvieran casi por completo. La desaceleración afectó a todas las redes del Cártel de Sinaloa, desde los campos de coca de América del Sur hasta las instalaciones de empaque de drogas en México y a lo largo de las rutas de tráfico internacional.
Pero el narcotráfico no se detiene por ninguna de las restricciones. Por eso se ha duplicado el costo de la cocaína.
Las ganancias siguen su curso.