Una madre dejó descuidadamente su pistola cargada en el asiento del copiloto mientras manejaba su camioneta. Su hijo, un pequeño de 4 años, logró zafarse del cinturón de seguridad del asiento trasero y pudo tomar la pistola que rodaba por el asiento. En cuestión de segundos, disparó al frente e hirió a su madre en la espalda, que logró conducir sin chocar la camioneta y estacionarse sin mayores daños.

Los hechos ocurrieron en el condado de Palakta, en el estado de Florida, Estados Unidos. La madre terminó en el hospital, con una herida que no resultó de gravedad. Hasta ahora no ha recibido cargos, pero las autoridades deliberan sobre la posibilidad de levantar cargos por permitir que un menor haga uso de armas de fuego.

Seguramente el episodio terminará en una acusación por cargos menores. Pero el mar de fondo es mucho más denso: lo que debería prohibirse es la venta de armas a cualquiera que las desee. Eso es lo único que terminaría con el terrorismo doméstico que impera en Estados Unidos.