Diciembre es el mes del tráfico. En Navidad y Año Nuevo no hay horas pico. El Hoy no circula se elimina. En el Distrito Federal los embotellamientos se convierten en parte fundamental del paisaje.
Y deje usted de lado las marchas. O la cantidad de vehículos que aumenta con la propaganda. El problema no solamente son los 3 y medio millones de automóviles que circulan por las calles y avenidas de la Ciudad de México, ni la falta de planeación de las vialidades, ni las obras que obstruyen permanentemente los accesos, ni las compras de pánico en el último momento, sino un problema estructural que está relacionado con el tiempo de transporte que consuminos al día.
Una inmensa cantidad de trabajadores viven lejos de sus centros de trabajo, y muchos de ellos gastan 6 horas de cada día en trasladarse de sus casas a las oficinas y viceveversa. Eso representa casi el mismo tiempo que una jornada laboral. Las estimaciones de la SEDATU afirman que cada trabajador gasta el 18 por ciento de sus ingresos en transporte, y otros cálculos señalan que cada persona vive 5 años de su existencia metido en un vehículo.
Los vehículos son los reyes de las grandes urbes. Y no hay manera de destronarlos.