En una novela magistral de J.M. Coetzee -el premio nobel de literatura nacido en Sudáfrica- que se llama Esperando a los bárbaros, un destacamento militar llega a una ciudad para defender sus fronteras contra el ataque de los bárbaros, unas tribus nómadas de las cuales no se sabe nada.

La analogía es pertinente porque el próximo lunes llegará a la Ciudad de México un nutrido contingente de la CNTE de Oaxaca, para protestar por el segundo informe de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Como preludio de lo que pueden hacer, este contingente de maestros del estado más atrasado en materia educativa bloqueó una plaza comercial y las carreteras de Oaxaca, y saqueó con su tradicional violencia el local de la sección 59 del SNTE.

Ahí vienen los bárbaros. Pero a diferencia de lo que sucede en la novela de Coetzee, aquí sí sabemos lo que quieren. O más bien, lo que no quieren. Es una vergüenza, pero no quieren exámenes para los maestros. Quieren seguir controlando las plazas como si fueran su patrimonio. No quieren clases de calidad. Y quieren dobarle las manos al gobierno federal, tal y como lo hicieron con el gobierno estatal. Son maestros del chantaje.