El documental Citizenfour, sobre la entrevista que concedió Edward Snowden a la periodista Laura Poitras en junio de 2013, se llevó el Óscar al mejor documental de 2014. Fue un reconocimiento extraño: al premiar el documental, la Academia de Hollywood se sitúa del lado de los críticos del espionaje que ejercen las instituciones de seguridad de Estados Unidos y, en el fondo, inclinó sus simpatías hacia la figura de Snowden, un hombre obligado a vivir en la clandestinidad bajo la protección del gobierno ruso.
El documental tiene toda la parafernalia de las historias de suspenso y espionaje: se inicia con la recepción de correos encriptados, continúa con un viaje subterráneo de un par de periodistas a Hong Kong y termina con las relevaciones de uno de los hombres más buscados por la inteligencia de Estados Unidos.
Tal vez por eso, con el fin de suavizar las tensiones provocadas por la premiación a un delator que reveló el espionaje ilegal de la Agencia de Seguridad Nacional a sus propios ciudadanos y otros muchos en el mundo, el conductor Neil Patrick Harris dijo en son de broma que «Snowden no pude asister por motivos de traición».
Mientras que en twitter el conductor resultó sepultado por las críticas y los insultos, el propio Snowden dijo que el comentario le hizo reír.