En China, la economía más pujante del mundo, la desaceleración está impulsando una fuga de capitales nunca antes vista. Acostumbrados a un Producto Interno Bruto que creció en la última década con dos dígitos, el freno del motor y la devaluación de la moneda está orillando a muchos nuevos capitalistas a sacar su dinero y resguardarlo en bancos del exterior.

Una buena parte de la economía china funciona según los cánones capitalistas. Por eso la puesta de capitales en el exterior es legal y bien vista si se trata de inversiones externas en bienes raíces, compra de empresas o pagos de deudas en dólares. Pero si se trata de sacar dinero por razones de pánico, hay muchas restricciones. Los ciudadanos no pueden sacar del país más de 50 mil dólares.

Pero con todo y las restricciones, la fuga de capitales no se detiene. El año pasado alcanzó la suma de un trillón de dólares, y el flujo ha continuado este año. Una señora pudiente pidió el apoyo a sus familiares para sacar dinero, y logró expatriar una suma de 7 millones de dólares con el apoyo de… ¡140 familiares!

El yuan, la moneda oficial, sufrió una nueva devaluación de 2.7% después de la caída de agosto del 4%, y el gobierno está preocupado porque la llave de dinero hacia el exterior sigue abierta.