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Hay salida

En el auditorio de la Secretaría de Salud se llevó a cabo una conferencia de prensa sobre las adicciones en la juventud. No fue una reunión académica: a ella asistieron dos mujeres jóvenes que fueron adictas a las drogas y el alcohol, dos jóvenes voluntarios que ayudan a sus contemporáneos que han caído en la adicción a salir de ella, y la Directora General de Centros de Integración Juvenil, Carmen Fernández Cáceres.

Puesto en cifras, el panorama de las adicciones en la juventud es muy grave. Uno de cada cinco ingresos a las salas de urgencia de los hospitales públicos de México se relaciona con el alcohol, y seis de cada diez accidentes mortales de tránsito están relacionados con el alcohol. Tres de cada diez personas que provocan estos accidentes son jóvenes de 15 a 29 años.

Por otra parte, el consumo de drogas está creciendo en el país. Las principales drogas son los inhalantes, mariguana, cocaína y metanfetaminas. En las últimas dos décadas, el consumo de drogas se duplicó entre la población de 10 a 18 años, al pasar de 8.2% en 1991 a 17.2% en 2014.

Para enfrentar este problema, hay organizaciones que multiplican sus esfuerzos no siempre reconocidos. Los Centros de Integración Juvenil en el país cuentan con 117 unidades operativas para combatir las adicciones, en donde se reúnen cada año 5 mil voluntarios que unen sus esfuerzos para ayudar a los jóvenes que caen presos de las drogas. Los Centros de Integración Juvenil recibieron en 2015 a 9.5 millones de personas en atención y a más de 100 mil en tratamiento.

Al responder una pregunta sobre el tema, Carmen Fernández Cáceres afirmó que efectivamente los inhalantes son una droga muy barata que no está suficientemente regulada, que es consumida por los niños de la calle y sectores marginados, y que ella misma lleva varios años hablando con los diputados para que se legisle al respecto. Sin embargo, hasta la fecha no existe una respuesta verdadera y comprometida por parte de los legisladores.

Durante la conferencia Alma, una de las jóvenes que lograron salir de la adicción sostuvo que la rehabilitación fue un proceso muy difícil, porque llevaba 10 años en la adicción de una gama muy variada de drogas -mezcladas con alcohol-, y que el consumo de crack le ocasionó la pérdida de movimiento en buena parte del cuerpo; sin embargo, con fuerza de voluntad y el apoyo profesional, logró evitar todo tipo de drogas en los últimos tres años. Por su parte Miguel Ángel, uno de los voluntarios, dijo que había acudido por el servicio social de la UNAM, y que el contacto con los jóvenes en el Centro de Integración de Cuajimalpa -delegación en la que reside- lo hizo cambiar de visión sobre su comunidad y sobre su propia carrera. Ahora será siquiatra, y su misión es ayudar a los jóvenes que requieran de su ayuda.

Alma y Miguel Ángel: un esfuerzo ejemplar y una decisión que inspira.

 

 

 

 

 

 

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