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Hijos de México

De los 35 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos, hay algunos que llegan a ocupar puestos clave en la administración estadounidense. Rosario Marín, una joven que no quería ir al país vecino porque se acercaba su fiesta de 15 años en Ciudad Nezahualcóyotl y que llegó a California sin hablar una palabra de inglés, llegó a ser la tesorera del gobierno de George W. Bush.

Ahora, con el cambio de gobierno, acaban de tomar posesión en el gobierno de California dos hijos de mexicanos que, aunque nacieron allá, conservan las tradiciones culturales y defienden a su país de origen. Uno de ellos es Xavier Becerra, procurador de California, quien salió al paso de los programas de Trump declarando que California tiene la obligación de defender a todos sus residentes, y que la idea de construir un muro no es viable porque invade muchísimos terrenos que son propiedad privada, y porque un muro de tales dimensiones violaría las leyes ambientales del estado. En su primer boletín oficial, el procurador subrayó que California tiene un conjunto de leyes en vigor, como el Acta de confianza, que impide a las autoridades de las ciudades y los condados de California colaborar con las autoridades federales de migración para deportar indocumentados o residentes legales. Y sentenció: «California se reserva el derecho de demandar a la administración Trump si incurre en violaciones a la ley».

El otro funcionario es Kevin de León, presidente del Senado del estado de California. Ayer hizo una declaración brava y contundente. Dijo: «Esto no es una monarquía. California está en su derecho a no ser parte de una máquina de deportaciones del presidente Trump.» Más aún, informó que someterá a la aprobación del Senado por la vía rápida (fast-track) una medida que condiciona la construcción del muro fronterizo a su aceptación por parte de los ciudadanos californianos en una elección o referéndum.

Esto demuestra que, si bien la democracia estadounidense es tan obtusa como para haber elegido a un enemigo de la democracia -por sus ideas excluyentes-, aún tiene un sistema de contrapesos que pueden ser un obstáculo para que Trump lleve a cabo su paquete de proyectos retrógrados.

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