En Bélgica, donde un atentado terrorista acabó con la vida de 31 personas, los familiares de las víctimas fueron atacados por un grupo de Hooligans. La ciudad de Bruselas ha vivido constreñida por los sucesos, y una nutrida manifestación de ciudadanos se congregó en la Bolsa de Valores para lamentar los atentados.
Durante la manifestación, un grupo de Hooligans -seguidores de equipos de futbol- se presentó en la marcha con atuendos neonazis y cervezas, para expresar con violencia su rechazo a los extranjeros. El enfrentamiento resultó de lo más ambiguo, porque mientras unos rechazaban el terrorismo, otros rechazaban a los extranjeros. La policía intervino para atemperar los ánimos, y terminó por expulsar a los Hooligans de la marcha de las víctimas.