México es una de las naciones con mayor desigualdad social del mundo. Forma parte del 25% de los países con mayores niveles de desigualdad en el orbe, y las cifras que separan a los ingresos de los más ricos y de los más pobres crecieron notablemente en las últimas décadas.

Por eso una de las ideas que se discuten para llevar a cabo la reforma fiscal es la de imponer un impuesto a la riqueza, lo cual gravaría a los grandes capitales de manera escalonada, hasta llegar a los más grandes. Según el diputado que lo propuso, sería un esquema escalonado que permitiría recaudar cerca de 100 mil millones de pesos al gravar con 2 por ciento los patrimonios de entre 20 y mil millones de pesos; 3 por ciento a los de mil a dos mil millones y 3.5 por ciento a los superiores. El gravamen podría ser recurrente, al menos anual.

A partir de esas ideas, se ha dicho que esa reforma fiscal perjudicaría hasta a la clase media. Sin embargo, la clase media en México no goza de ingresos que se cuentan en miles de millones de pesos.

Ya quisiera.