Algunos dicen que la propuesta es una bola de humo, pero lo cierto es que expresa un malestar constante, una inconformidad en ascenso del respetable público. La propuesta de cortarle el cuello al número de diputados plurinominales se monta en la mala imagen de los legisladores, sus gastos astronómicos, sus fiestas escandalosas, su ausentismo y su derroche.
La calificación de los diputados en las boletas de la opinión pública es pésima.
Sin embargo, los plurinominales nacieron como una fórmula democrática sumamente eficaz, que le da voz y presencia a las minorías que no alcanzan a ganar ninguno de los cargos legislativos por mayoría, pero que forman parte importante del tejido social. A lo largo de los años, los diputados plurinominales han sido los legisladores más activos, los más asiduos, los de mayor iniciativa y experiencia, los más aptos para lograr acuerdos, los mejores políticos.
Y si vemos otros países democráticos, los diputados pluris representan una parte fundamental de sus andamiajes políticos. Quitarlos sería perder la calidad por querer reducir la cantidad.