Ahora que en México el salario vitalicio de los expresidentes está colgando de alfileres, conviene voltear a otras latitudes para comparar la carga fiscal que representa el mantenimiento de los poderes públicos.

En Singapur, uno de los llamados Tigres del Sudeste Asiático, la Primer Ministro tiene una salario superior a los 2.2 millones de dólares anuales, lo cual la coloca como la cabeza de Estado mejor pagada del mundo. Junto a ella, hay una fila de presidentes que ganan cuantiosas sumas de dinero. Doris Leuthard, la presidenta de Suiza, gana arriba de los 437 mil dólares por año; Malcolm Turnbull, primero ministro de Australia, gana poco más de 400 mil; Emmanuel Macron se ubica en los 211 mil dólares anuales y Jimmy Morales, el excomediante presidente de Guatemala, percibe 232 mil dólares cada año. No faltaba más.

Pero si en algún lugar del mundo los dignatarios de la nación representan una carga enorme para la población, ese lugar es el Reino Unido, y esos representantes son la realeza.

En términos generales, la Corona le cuesta al erario la friolera de 368 millones de dólares cada año. Es decir, un poco más de un millón de dólares diarios. Con esa suma la Corona paga los sueldos de sus empleados, el mantenimiento de sus palacios, sus viajes al interior y fuera del Reino, los fastos de sus bodas y celebraciones. Esa suma representa el triple del presupuesto de la Secretaría de Energía de México.

Muchos analistas se preguntan, y no solo por motivos humanitarios, si esa cantidad no podría aprovecharse en otros asuntos.