En Europa no saben qué hacer con los migrantes. La guerra en Siria y el surgimiento del Estado Islámico han sido dos catapultas para arrojar a decenas de miles de refugiados que cruzan las aguas de Turquía a Grecia y de allí emprenden un largo viaje que pasa por Macedonia, Serbia, Croacia, Hungría, Austria y se dirige a Alemania. El año pasado la ruta de los Balcanes fue recorrida por 856 mil migrantes, y este año llegaron a Grecia 123 mil migrantes, una multitud comparada con los 4 mil 600 que llegaron el año pasado.

En la frontera de Grecia y Macedonia hay 12 mil migrantes que esperan pasar. La mayoría son mujeres y niños, pero los países aledaños dicen que no pueden recibir más migrantes. En la región hay drones que toman videos de los flujos de personas que van por los campos y las carreteras en filas y caravanas.

La semana pasada, Slovenia, Servia, Croacia y Macedonia cerraron sus fronteras a los migrantes. La Unión Europea estableció un acuerdo para que los nuevos migrantes que lleguen de Turquía a Gracia sean devueltos a Turquía tan pronto arriben.

Pero hasta ahora, los intentos por detener la migración han sido en vano.