En Nepal coexisten varias religiones; el hinduismo, el budismo, el tantrismo, el cristianismo y el islamismo, Todas están profundamente entrelazadas y viven en completa armonía. Pero no siempre ha sido así.
Hace más de dos décadas, cuando una diosa de 6 años lloró durante cuatro días, su llanto fue interpretado como un terrible augurio para Nepal y, al parecer, sus lágrimas presagiaron una tragedia nacional. El último día que lloró, el 1 de junio de 2001, el príncipe heredero de Nepal asesinó a nueve miembros de la familia real, entre ellos sus padres, antes de dispararse a sí mismo.
Pero los vientos de la fortuna han cambiado. Ahora la niña que fue una diosa es una mujer ocupada en asuntos más terrenales: Chanira Bajracharya -es su nombre-, es dueña de una flamante maestría en Administración, y tramita solicitudes de préstamo en la empresa de servicios financieros donde trabaja.
Su capacidad para conseguir un empleo corporativo la ha distinguido de la mayor parte de las demás kumaris, -las mujeres veneradas antes de su pubertad como la encarnación viviente de una diosa hindú-, pues a la mayoría no se les permitía estudiar.
“La gente solía pensar que por ser una diosa, lo sabía todo”, señaló Bajracharya, de 27 años. “¿Y quién se atreve a enseñarle algo a una diosa?”.
Por extraño que parezca, se trata de una deidad humilde.
En la fotografía, aparece con su atuendo para ser venerada a los 12 años de edad.