Evo Morales, primer presidente indígena de Ecuador, está en problemas domésticos. A principios de febrero, un periodista de Santa Cruz sacudió al país tras destapar el romance entre el Presidente y Gabriela Zapata, una joven que fue gerente comercial de la empresa china CAMC, la cual se adjudicó millonarios contratos con el Estado. La prensa aseguró que habían sido pareja y que habrían tenido un hijo en 2007. A partir de la nota, la política del país se transformó en telenovela: Evo Morales lo reconoció, hubo declaraciones de que el hijo estaba muerto, luego de que se encontraba con vida, Zapata fue enviada a prisión preventiva por presunto tráfico de influencias y el presidente se realizó una prueba de ADN a la que Zapata se negó. En todo este tiempo, nada se supo sobre la identidad del menor.

Mientras tanto, el presidente perdió un referéndum para ser elegido por cuarta ocasión, y ahora anuncia uno nuevo, según dice, «para mostrar las mentiras de Zapata y que el pueblo sepa quién es quién.» Lo cual implica un nuevo intento para no salir del poder.

Gabriela Zapata, su abogado Eduardo León y su tía Pilar Guzmán se dicen desde la cárcel «presos políticos», y agitan como bandera que el supuesto hijo de Evo Morales sigue vivo.