Ya es un adulto mayor, Hace 75 años, en su nacimiento, el mundo sacaba fuerzas de los escombros de la Segunda Guerra Mundial para sobrevivir. Europa estaba prácticamente destruida. Las fuerzas y los países se alineaban en torno a las dos nuevas potencias que se perfilaban para dominar el mundo: Rusia y Estados Unidos.
El tiempo pasó, los conflictos regionales se multiplicaron y los problemas ancestrales se quedaron enraizados en la Tierra. El cataclismo atómico avizorado por los pesimistas no apareció más allá de las advertencias, pero el hambre, la miseria, las enfermedades, los desplazamientos y las muertes siguieron sembrando el temor y el odio en diferentes regiones del planeta. Aunque la ONU es el principal proveedor de ayuda humanitaria y sus fuerzas de mantenimiento de la paz operan en una docena de zonas inestables, la organización no ha podido poner fin a las prolongadas guerras de Siria, Yemen y Libia. Y el conflicto árabe israelí cumple tantos años como la propia organización. Las personas desplazadas por las guerras alcanzan ya los 80 millones de habitantes. Y el hambre tiene en su poder a casi 250 millones de personas.