Ahora todos los senadores deberán firmar como miembros del jurado para decidir si Donald Trump se queda como presidente de Estados Unidos o se va a su casa. Son 100 senadores, y su juramento será en presencia de John Roberts, el Procurador General de Justicia de la nación.
Los fiscales del caso son los miembros del Partido Demócrata del Capitolio, y los abogados son los defensores de Trump nombrados por la Casa Blanca. Las acusaciones son abuso de poder y obstrucción de la justicia por parte del presidente, y el juicio será el tercero de este tipo en la historia del país.
Si Trump se va, es por haber involucrado a una nación extranjera en un asunto que le favorece personalmente -en este caso, la investigación sobre el hijo de Joe Biden, el posible candidato de los demócratas para las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre.
Si Trump se queda, será por la votación de los republicanos en el Senado, donde son mayoría. En ese caso, ganará el presidente, saldrá al día siguiente de la resolución agitando los brazos en señal de triunfo, pero perderán los Estados Unidos, porque deberán soportar el egocentrismo y las barbaridades del presidente más vociferante y dañino que ha tenido el país más poderoso del orbe. Y también perderá el mundo, porque sobrevendrían cuatro años más de bravuconadas, amenazas, racismo y misoginia.