Uno de los problemas que lastran el desarrollo de México -y de todas las naciones subdesarrolladas- es el atraso de la productividad en el campo.

En el caso del cultivo del maíz, que es el principal producto de alimentación del país, la productividad en ciertas zonas es muy desigual, pero en general se ha mantenido en un promedio de 3 toneladas por hectárea. Existen regiones -como el noroeste y particularmente en Sinaloa- donde el incremento de tecnología agrícola ha logrado elevar la productividad hasta 10 toneladas por hectárea, pero en el resto de la nación los campesinos siguen produciendo con sistemas tradicionales y atrasados que les permiten apenas producir lo mínimo para mantener a sus familias.

Para combatir ese fenómeno, un grupo de activistas agrícolas encabezados por el Ing. Eduardo León inventó un sistema muy simple que puede elevar la productividad agrícola sustancialmente, llegando a producir una tonelada en tan solo 250 metros cuadrados de superficie. El consumo de agua se reduce hasta utilizar solo el 10% de lo que se consume habitualmente, y la mano de obra es solamente la de su propietario.

El sistema consiste en sembrar una semilla en una bolsa de plástico de 50 X 50 cm., y colocarle el pico de una botella pet en la parte inferior de la bolsa para permitir la salida del agua. El sistema permite producir un elote de maíz cada cuatro meses, y se pueden producir dos elotes por planta en cada bolsa.

También se pueden producir otros cultivos como ejote, chile, calabaza, cebolla, tomate y jitomate, y el resultado es elevar la productividad en todos los productos del campo.

Con los árboles frutales las bolsas se pueden utilizar como almácigo; es decir, como recipientes en donde los productos maduran más rápidamente.