¿Por qué suceden tantas matanzas en Estados Unidos? ¿Por qué un hombre es capaz de armarse como si fuera a la guerra para disparar desde la ventana de un hotel a una multitud inerme en un concierto? ¿Por qué otro se mete a una iglesia evangelista para liquidar a los feligreses en su interior?
Las razones pueden ser múltiples, y van desde los desequilibrios mentales de soldados que estuvieron en la guerra hasta el hastío existencial que produce una vida sin propósitos y sin valores. Pasando, por supuesto, por el terrorismo alentado por el Estado Islámico y sus seguidores. Pero si observamos el fenómeno de las matanzas masivas a escala internacional, nos percatamos que las cifras hablan por sí mismas. En Estados Unidos existen 270 millones de rifles y pistolas en poder de los ciudadanos de a pie. Eso significa el 42% de las armas de todo el mundo en poder de los particulares. Entre 1966 y 2012, en Estados Unidos se perpetraron 90 ataques masivos contra la población, más del doble de los que existieron en cualquier otro país.
La tasa de homicidios con pistolas en la tierra del Tío Sam fue de 33 por cada millón de habitantes, mientra que en Canadá es de 5 por millon y en Inglaterra del 0.7. La tenencia de armas es un factor que alienta la posibilidad de robos a mano armada con todo y disparos. Un habitante de Nueva York tiene las mismas posibilidades de ser asaltado que un habitante de Londres, pero tiene 54 veces más posibilidades de morir en el asalto por un balazo. Sin armas de fuego, inclusive, las muertes se reducen. En China, los ataques a jóvenes y adolescentes fueron con armas blancas, y cobraron la vida de 25 personas entre el año de 2010 y 2012. En Estados Unidos, solo en el año de 2013, las muertes con armas de fuego implicaron 21,175 suicidios, 11,208 homicidios y 505 muertes accidentales. Ese mismo año en Japón las muertes con rifles y pistolas fueron solamente 13.
La solución parece sencilla, pero no lo es. En el Reino Unido, después de un ataque masivo en 1987, el gobierno prohibió la venta de armas, y las cifras de sangre se redujeron notablemente. Lo mismo sucedió en Australia en 1996. En Estados Unidos, debido a la tozudez de los defensores del derecho a tener y portar armas, lo más probable es que se inicie un cambio muy gradual en la cultura y las leyes. Mientras tanto, habrá más derramamiento de sangre.