El evento es desgarrador. El 4 de agosto de 2013 fue secuestrado en la frontera de Siria y Turquía el perriodista norteamericano Steven Sotloff, el hombre que sigue en la fila de las ejecuciones después de que el periodista James Foley fuese ejecutado con una navaja en el cuello en un video que circuló por el mundo entero.

Shirley Sotloff, madre del secuestrado, pide clemencia directamente a Abu Bakr al-Baghdadi, líder del Estado Islámico de Irak y la Gran Siria, la organización militante de sus captores. Trata de convencerlos de que su hijo es un buen hombre, que siempre ha defendido a los más desprotegidos, y que  no tiene nada que ver con las políticas de Estados Unidos hacia el mundo árabe.

Lo más doloroso del asunto, además de que la vida de un inocente está en vilo, es que efectivamente su madre tiene razón. Steven Sotloff es un simpatizante del mundo islámico, un colaborador de la revista Time y la cadena NBC que habla perfectamente el idioma árabe, y que se fue a la región más explosiva del mundo para narrar sus propias historias sobre esa convulsionada región. Tus twitters están llenos de niños árabes sonrientes, y en sus artículos siempre ha defendido al sufrido pueblo árabe de todas las tiranías.

Salvo alguno que otro fanático, nadie quiere ya ver más videos de ejecuciones.