México es una nación que arde de violencia. No son los años de la Revolución Mexicana, pero la violencia es una animal silencioso que repta por las calles de las ciudades, las plazas de los pueblos, los atrios de las iglesias, los hogares de las familias. El número de homicidios dolosos al día se calcula siempre arriba de 80.

Por eso no sorprende que dos de las películas ganadoras de los Arieles sean Noche de Fuego, dirigida por Tatiana Huezo (en la fotografía), y Una película de policías, dirigida por Alonso Ruizpalacios. La primera es la historia de tres amigas que buscan sobrevivir en un territorio dominado por el crimen organizado, y la segunda es una mezcla del cine documental con la ficción, donde el público tiene que buscar qué parte de la película es verdad, y qué parte es mentira.

Sí: el cine retrata la realidad. Pero esta realidad no parece real.