En los casos de los tiroteos al azar que acaban con las vidas de decenas de inocentes en Estados Unidos, se ha visto que todos ellos son ejecutados por jóvenes. Algunos, muy jóvenes. Seis de los nueve tiroteos más mortíferos cometidos en Estados Unidos desde 2018 fueron perpetrados por personas de 21 años o menos, lo que representa un patrón fácil de rastrear.
Los dos jóvenes acusados de ejecutar las masacres de Búffalo, en Nueva York, y Uvalde, en Texas, siguieron caminos parecidos: ambos compraron rifles semiautomáticos de manera legal poco después de cumplir 18 años, los dos publicaron fotografías en las que tenían la intención de exhibir sus nuevas fortalezas, y después dispararon esas armas contra personas inocentes.
¿Es posible acabar con esta plaga?
Para tomar medidas preventivas, lo primero es investigar las causas que provocan los tiroteos. Según una nueva organización preventiva llamada The Violence Project, el contexto en el que se presentan los tiroteos son el acoso escolar en línea, la mercadotecnia de armas dirigida con cada vez más fuerza hacia los jóvenes, las leyes estatales sobre armas cada vez más laxas y los estatutos federales que hacen legal comprar un “arma larga” semiautomática a los 18 años.
Los tiroteos se producen en el contexto de una crisis de salud mental cada vez más profunda entre los adolescentes, la cual existía antes de la pandemia, pero se ha intensificado con ella. Los adolescentes y jóvenes adultos han dirigido gran parte de su desesperación hacia sí mismos, lo cual se expresa con tasas exorbitantes de autolesiones y suicidios. En ese sentido, los perpetradores de tiroteos masivos representan a una minoría extrema de personas jóvenes, pero una que, sin embargo, ejemplifica tendencias más amplias de soledad, desesperanza y el lado oscuro de una cultura saturada por las redes sociales y el contenido violento de los medios.
Ante la falta de un marco de referencia adecuado, los adolescentes tienden a replicar los comportamientos que ven en la televisión. Y si esos comportamientos presentan héroes que imponen su voluntad a balazos, los resultados están a la vista.
Por eso una de las medidas que urgen para acabar con los tiroteos es la de eliminar la violencia en todos los programas de televisión.
Algo que resulta muy difícil.